Todo empezó con una caja llena de maquillaje. En el trabajo me dieron una y la amé, como pocas cosas he amado en la vida (y que vengan en una caja de cartón). También todo comenzó con una señora barajeando cartas en una mesa con un mantel morado, diciéndome que todo va a salir bien. Llovía mientras me lo decía, y se lo creí; le compré la historia por completo. Entonces, combinando mi rush de la caja llena de make up y mi futuro incierto, decidí ordenar mi cuarto. Sí, por millonésima vez... pero ahora hubo algo distinto. A diferencia del otro millón de veces que había ordenado mi cuarto, ahora tiré muchas cosas que tenían -a mi juicio- muchísimo valor sentimental: juguetes, ropa, máquinas raras que jamás supe para qué servían. Cajas de relojes, recados... todo se fue a la basura. Los libros que ya no quiero se irán a la biblioteca de mi universidad. En fin.
Y por alguna extraña razón todo esto se sintió muy bien. Es como esos rituales que te dicen en las revistas para adolescentes, que a veces es necesario desprenderse del pasado, para aceptar mejorcito tu futuro. Hice lo mejor que pude y ahora tengo una bolsa negra llena de nada, cual bolsa forense con un cuerpo mutilado. Y mientras tiraba todo, me di cuenta de lo inútil que es guardar tantos recuerdos. Claro que guardé dos que tres cosas, aquellas que en serio jamás me hubiera perdonando tirar. Como el osito de peluche que me regaló el primer wey al que (creo que) le gustaba, la esfera de navidad con muñequitos de Charlie Brown que me regaló una de mis mejores amigas en la secundaria y mis boletos de conciertos junto con todas las cartas maricas de mi infancia-adolescencia. Ya nadie escribe cartas hoy en día, tirarlas seria un acto de insensatez.
Y mientras reflexionaba sobre esta valentía para deshacerme de gran parte de mi pasado, pensé en este blog. "¿Eliminarlo? Jamás", me dije. Sería incapaz de eliminar este blog, aunque es cierto que ya lo tenía muy descuidado. ¿La razón? Tiempo no era, ya que en el trabajo luego hay tiempo muerto y podría postear cosas sobre Batman o la pelea diaria que veo en el metro entre mujeres Godínez. ¿Ganas? Quizás. Pero lo primero que me vino a la mente, es que este blog lleva cargando muchos años. Desde diciembre del 2005, casi 7 años. Y así como ya no tengo los papelitos que me pasaban en la secundaria, ni las fotocopias que consideraba "importantes" (nunca las volví a leer, I must say), pensé que era hora de cambiar de blog.
Cambiar todo.
Pero no eliminar. Me gusta ver la manera en que he cambiado.Ya no soy esa niña ingenua del 2009, ni la pobre miserable del 2010. He aprendido a pasar por un estricto tamiz a las personas que están en mi vida. Ahora soy más libre, si se ve de alguna manera. La señora que barajeaba cartas en la mesa con mantel morado me dijo: "si hay que ponerte un título ahorita, sería el de liberación". Y sí, es cierto.
Es por eso que he decidido cambiar de blog. Jamás eliminaré este, jamás jamás. Hace tiempo lo hice y me arrepentí un poco. Esta vez es bueno que quede constancia.Y también llegué a la conclusión de que mi nuevo blog no iba por un camino muy bueno, si debo ser sincera. ¿Subir mis trabajos de la universidad? ¿Mis ponencias? Booooooooooring. Después de trabajar en una revista de moda, después de la gloriosa clase de Macroinstituciones Sociales y después de este blog, me di cuenta de que lo mío sí es escribir, pero no de esta manera tan cuadrada como trabajo de primer semestre de la universidad sobre Santo Tomás De Aquino. Mi primer error fue pensar que, si ese blog debía ser "serio", lo mejor era subir trabajos sobre Godard o Lacan. Que sí me interesa, pero vamos, mi punto es que puede ser de otra manera. Todo puede ser de otra manera. Es serio, sí. Pero no soy yo.
El otro día, mientras bebía una coca cola light con una amigo en una terraza del centro histórico, le dije que LA NETA, sí me gustaría volver a ser darketa. Raparme la mitad del pelo, una expansión en la oreja izquierda... no sé. Pero luego dije "ya no tengo edad para hacer esas cosas. Sería divertido, pero nada hay qué demostrar ahí". Luego él, muy sabiamente, me respondió: "¿Y si reinventas ese look? Es decir, tienes 24 años; si bien no te tienes que rapar la cabeza, puedes hacerlo de otra manera, menos llamativa. Más tú, digamos".
Y me cayó el veinte.
No, no volveré a ser darketa y mucho menos me raparé la mitad de la cabeza. Pero sí entendí que el objetivo de las cosas es hacerlas a tu manera. Frank Sinatra lo hizo a su manera, creo que yo también puedo. Sí, hablar de Zizek y Lacan, pero también hablar de Batman y maquillaje. Mucho maquillaje. Ser más yo.
Y extrañaré este blog, porque en 7 años me di cuenta de lo mucho que me gusta escribir. Y si a la primera no tienes un libro del tamaño de En Busca Del Tiempo Perdido, lo que importa es escribir. Lo que sea. Y también extrañaré este header, que tiene mucha razón: a los 20 años nadie sabe lo que quiere.
Y por eso, todo continuará aquí, en Esmeriladora. Buscaré un nuevo diseño, agregando detalles. Recuperar el espacio.
Pero ya no subiré mis trabajos de universidad ni mis ponencias, a menos que sean de temas que me gusten en verdad y que estén escritos como yo quiera. Y ahora escribiré como la Elsa que soy ahora. La que trabaja en Glamour, la que lee más cómics y mangas que libros de verdad. La que escucha -gulp- Skrillex y la que se va de las fiestas temprano porque qué hueva la gente. La que a veces quisiera llevarse el 3DS al trabajo. La que le toma fotos a un corazón en un balde con sangre, la que es tan difícil de amar. La que tiene 24 y es darketa a su manera, con suéteres rosas, pero con la espalda llena de encaje.
Quién sabe. Quizás estoy haciendo un big issue sobre todo esto. Pero muy por dentro creo que sí es un issue para mí. Con todos mis posts encriptados, mis canciones, mis fotos... Pero por eso no borraré nada. Que un día dé click, recuerde todo y sólo sonría al ver a la ingenua del pasado.
Si es en mi mansión con mi piscina llena de pelotitas de colores, mejor.
Adiós, querido blog. Prometo visitarte y escribir cosas adolescentes que nadie vea.
No eres tú, soy yo. Y es que soy otra.
Radiohead - Everything in it's right place
(Escuchar a Radiohead siempre será parte de cualquier Elsa que venga en el futuro).