martes, septiembre 29, 2009

Staring at the sky, Staring at the sun

De esta foto, todo es tan viejo que creo que nada sobrevivió


Yo sé que se ve medio creepy esta foto, pero la tomé hace 15 años (más o menos) y se me llena el corazón de nostalgia. De lo que sí me acuerdo es de acomodar la muñeca, ir al filo de la cama y tomar la foto. Miles de fotos salieron chorreadas, borrosas o de plano ni se veía nada, pero ooh me encantaba la magia de esa cámara, la cual todavía tengo, aunque ya no existan cartuchos para ella. Pero bueno, mi punto es: qué nostalgia me da esta foto, debe ser por la colcha rosa con la que dormí muchísimos años, la muñeca a la que todos sus vestidos le quedaban grandes, mi cuaderno naranja, que de ese color luego nos pedían forrar los cuadernos. Y así con todo.

En el servicio todo perfecto, pero es tan cansado. La cosa es que el lunes comencé y ese mismo día una niña me hizo un dibujo, con todo y dedicatoria. Esta clase de cosas, quieras o no, uno siempre cree que pasan en películas francesas grabadas en un kinder. Pero no. Y soy feliz con mi dibujo, con el servicio, con mis fotos viejitas y, claro, con Octubre.

Rocktubre!

The Cure - Killing An Arab

domingo, septiembre 20, 2009

Je suis bien, Je suis trés bien

1.- A los 16 años yo no sabía qué hacer. Ni presentía nada. Mi edad favorita han sido los 13 años. No me siento de 21, no sé qué será de los 22, ¿Otro vórtice? (22 22, is when you said / you would improve).

2.- Es septiembre. Me pasó, con todo lo del servicio y este limbo laboral tremendo, que me desperté un día y me di cuenta de que era septiembre. Cosas buenas me han pasado en septiembre los últimos años y, relativamente, en este año también me han pasado buenas cosas. Si llego a ser un poco más sincera conmigo, lo bueno de este septiembre es que pude sincerarme un poco con las cosas que siento y hago. Lo malo, es que pude sincerarme un poco con las cosas que siento y hago. Y es malo porque ya no puedo pretender, es bueno porque ya no tengo que fingir. Este mes ha sido amable, lo que queda es esperar a que todo acabe bien, esperar a que sean un poco más sensatos los demás, y todo ese psycho-babble. Y esperar a la verdad, que dicen que os hará libres. Tener todo en orden, you know? El orden es bueno, en cualquier ámbito vivencial. Por igual, esto del servicio, interés en diversos temas de lectura y de investigación, bueeeeno, el orden es mi amigo. Sin el orden no soy nada, el orden sin mi no es nada.

3.- He tomado varias fotos de lugares que he ido estos días. Pronto subiré algunas fotos a Flickr, pero de todas, le tomé muchísimo amor a esta foto:

El cielo y ellos


Y es que ustedes no saben cómo me encanta esa imagen de aislamiento, haciendo nada. Simplemente esperando algo, qué se yo. Esa clase de cosas me gusta hacer, ir con alguien (o sola, qué más da) a un lugar y hacer NADA. O comer un helado, ver a las personas pasar, pero en esta foto como que el aislarse en una de esas pirámides (?), n'hombre, qué cosa. Yo no pude escalar, porque soy bien marica para eso. Que si no, ahí me quedo a vivir.

4.- Charlie: te extraño un buen, brother. No sabes cuántas cosas quiero contarte y contra cuántas más debemos conspirar. Come Back!

5.- Entre las nuevas lecturas para este mes: The Hitchhiker's Guide to the Galaxy (o La Guía Del Viajero Intergaláctico). Ya tenía el libro (de hecho tengo el paquetito especial Douglas Adams), pero no fue sino hasta que me dieron detalles y escuchando pedacitos, que me interesó TODAVÍA más (ya me interesaba pero yo estaba con mis lecturitas deprimentes, gracias). Está en inglés, qué emoción (y no es sarcasmo, leer en otro idioma me emociona porque siempre ando buscando en el diccionario y aprendiendo nuevos Phrasal Verbs). Y otros libros pero esos son con otros fines.

6.- El no sentido del espacio-tiempo.

7.- "The most miserable sounding tune I've ever Heard"



Moloko - Fun For Me

domingo, septiembre 13, 2009

Russian roulette is not the same without a gun

Pues estos días han estado BIEN ocupados. Hace rato que no tenía tantísimo trabajo, pero lo estoy disfrutando mucho, porque ni siquiera es trabajo que me de stress, al contrario. La cosa es esperar a que todo sea oficial para poder estar plenamente confiada de las cosas. Aunque sólo ha sido una semana me emociona DEMASIADO pasar los siguientes meses en ese lugar. ¿Mi meta? Aparte del servicio social, me gustaría tener un trabajillo por ahí. No sé si sea posible, pero ponerlo como objetivo es una manera súper de ver las cosas. Por otra parte: la purificación del lenguaje. Ya no voy a decir groserías. No es que yo sea una pelada inmunda (sólo cuando estoy muy enojada o haciendo berrinche), pero no podría dormir si llego a decirle a algún niño una palabrota. Mi nueva maldición será ¡Pantuflas! o las ya conocidas y bobitas como ¡caracoles! y ¡recórcholis! Lo que espero es que esas palabras no muten fonéticamente en groserías, que no creo, porque suenan bonito, a diferencia del ya conocido repertorio de groserías. Sé que no podré al 100% pero hey, hago mi esfuerzo. Y que conste.

Todo es tan nuevo en el servicio, te ensucias las manos (y desafortunadamente también la ropa, oh) y por alguna razón me atrae mucho la idea de que los niños disfruten pintar, dibujar y también otros talleres, como lo son los cuentacuentos y todo eso.

Como ya lo había dicho antes, me emociona trabajar con los niños. De todos modos tenemos la misma edad mental, aunque supongo que la edad física luego me vencerá y estaré cansada todo el tiempo, ugh. Los niños, ya ves, son una fuente de energía casi innagotable, seguro si les conectas cables a los deditos hacen que un refrigerador funcione. Me da miedo que luego los aburra o que al final no sea tan mágico como me lo imagino, porque si algo es cierto es que los niños ya no tienen la misma curiosidad de antes. Creo. Me dijo una de las capacitadoras que cuando llegan luego luego se van a las computadoras y que, obvio, eso medio les mata la emoción de hacer otras cosas en el museo. Ojalá no sea así, aunque tenga que aventarles crayolas. O no.

Oh, y algo más: el viernes me subí a un juego mortal y creí que moriría. Era de escalar, pasar por una escalerita y OH DIOS, pensé que me caería, me daría en la maruti ("maruti", mi mamá dixit) y adiós servicio, adiós volver a caminar, adiós ir a las olimpiadas Marte 2015. Además, el jueguito ese seguía mojado por la lluvia y OH DIOS. Pero no, lo pasé y fui feliz. Aquí una dramatización:



Ay.

**

En otras noticias, ya son ocho años desde que pasó con las torres gemelas. Recuerdo que ese día estaba en clase de matemáticas con el profesor Heriberto (uno de los profesores que me tenían mucha fe) y en eso llegó el maestro de informática, diciendo lo que había pasado. Como luego el maestro se las daba de farol, nadie creyó lo que dijo y seguimos la clase normal. Al llegar a casa, mi mamá había hecho tacos de hígado encebollado con guacamole, que creo que disfruté porque les puse demasiado guacamole. Ese día iba a ser mi primerita clase de violoncello, pero mi mamá insistía mucho en que no fuera. Yo sólo le dije que iba a ir y punto, no se discutía más. Cuando subí al que entonces era mi cuarto, prendí la tele, le puse a mtv (jiji) y la primera imagen que vi fue a la señora de un noticiero diciendo lo que había pasado. Luego, la imagen del primer avión estrellándose contra una torre, para que minutos después sucediera lo mismo con la otra. Recuerdo que, antes de sentirme mal -como cualquier persona con sentido común y tantita humanidad debería- me impresionó demasiado. Era como ver una película de Die Hard o qué se yo, pero todo se veía tan real, porque era una cámara de vigilancia. Camino a mi clase de violoncello seguí pensando en lo irreal de la imagen. Tomé la clase -la cual, eso sí, recuerdo con mucho amor- y al llegar a mi casa, las imágenes se seguían transmitiendo por Mtv. Actualmente me sigo sintiendo un poco triste de sólo recordar ese hecho y me enoja ver que la gente se alegre, como si fuera un hecho que, per se, debería causar alegría. Eso ya es más bien perversión y una perspectiva cerrada y un poco asquerosita. Y el asunto es que no sólo es sentirse mal por el hecho de que dos torres se hayan desmoronado, sino que ves los casos particulares y es cuando todavía conmociona más, como los audios de las llamadas al 911, las personas cayendo del edificio, es algo devastador. ¿Ya vieron 'Synecdoche, New York' de Kauffman? Antes de que me digan "ugh", tengo que decir que, en parte, me gustó mucho eso de la importancia a la vida individual de un lugar tan enorme como lo es New York. Y de hecho no sólo ese lugar, cada comunidad donde cualquier persona vive. O TODO el mundo, si lo quieres ver así. Y así, cuando eres tú quien ve todas las particularidades de un lugar o un suceso tan enorme, es cuando ese sentimiento de anonadamiento puede llegar. Es un hecho que lamento y estoy totalmente de acuerdo con Kant: matar a una sola persona, es matar a toda la humanidad.

Y es hora de irme, que no he hecho un trabajito, duh.

Lady Gaga - Poker Face

martes, septiembre 08, 2009

Casa

Hay lugares donde te sientes en casa. En esos lugares, sueles sentirte bien. Estoy bien en estos días.

(Ya ando en mi trámites para el servicio! Pronto: más energía para postear todo lo que he hecho).

Globo llegando al techo

Mono - Life In Mono

jueves, septiembre 03, 2009

El Vértigo Del Desprendimiento

En lugar de que vuelvan los recuerdos
en el instante de la muerte
solicito el regreso
de las cosas perdidas.

Por las puertas y ventanas: los paraguas,
la maleta, los guantes, el abrigo,
para poder decir:
qué me importa todo eso.

[...]

Wislawa Szymborska, Naturaleza muerta con globo


Han sido días un poco complicados, pero me alegra decir que no salen de los parámetros de la angustia adolescente que últimamente me rodea. Por ejemplo, perdí mi sombrilla. Qué tristeza me causa perder las cosas. Tristeza y enojo. Por ejemplo, una vez creí haber perdido mis llaves. Lo primerito que me dolía era que el llavero lo había comprado en la prepa, un día que Mme. Atenitas, otras amigas y yo fuimos a la zona rosa a vaguear y yo en Monster vi una estrella adiamantinada y sabía que ese llevero debía ser mio. Recuerdo que me había costado 50 pesos y que me lo dieron en una bolsita simplona y yo fui muy feliz porque me había enamorado de ese llavero. No había sido como el llavero de chococat y otros que ya he tenido, este es pequeño, bonito y además BRILLA. Luego me vino la idea de las llaves, las cuales no fueron nada fáciles de conseguir, porque mi mamá estaba más que segura que las iba a perder. Me decía: "si te damos un juego, hay más posibilidades de que las pierdas y tengamos que cambiar la chapa, y ya ves que en esta puerta (era en la casa nueva) la chapa no sale en dos pesos. Recuerda que aquí siempre habrá alguien que te abra la puerta" y yo sufría porque mi mamá dudaba de mi responsabilidad con una nadería como son las llaves. Al final, después de darle un discurso de que cuido mucho las cosas, me dio lo que quería y mi llavero ahora lucía la llave de la casa y la de mi cuarto. Entonces llegó este día en el que abrí mi mochila y no estaban. La tristeza me invadió, la voz de mi madre diciéndome que ella lo sabía y todo me empezó a agobiar. Fui con J. y le dije lo acontecido y ella me decía que exageraba, pero no era sólo el hecho de perder las llaves, sino que, de hecho, perder las cosas es un signo inequívoco de que uno puede llegar a ser tan distraído y torpe como para perder las cosas. Después de varias semanas sin llaves (ya ni me daban ganas de salir, pensando que tendría que tocar el timbre, haciendo más fehaciente la pérdida), un día me puse a limpiar el cajón de los maquillajes y, sí, ahí estaban. Me sentí aliviada, casi con un atisbo de felicidad. Las guardé en el bolso de mi mochila y me regodeé de orgullo de que, al fin y al cabo, no perdí nada, mi mamá no me diría que siempre tuvo la razón y, lo mejor, recuperé mi llavero. Ahora, lo que pasa con la sombrilla es que era muy práctica. Me la había dado mi tia hace unos años, para que no me mojara camino a la escuela. Mb. me decía que era como de Batman porque era azul marino y se abría bien violento. Era discreta y cumplía bien su trabajo. Recuerdo haber llegado a casa con ella, pero simplemente no está. Sería muy naïve revisar mi cajón de los maquillajes. Me siento mal de haber perdido mi sombrilla, de haber tenido un momento de torpeza y que como consecuencia yo haya perdido mi sombrilla. Este materialismo que me invade no es sólo por frivolidad, sino porque realmente me gusta cuidar de mis cosas. ¿A quién no? Ahora mi sombrilla se ha perdido y tal vez, sólo tal vez, merezco que me llueva. Oh, el estoicismo.

Elizabeth Bishop:

The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster,

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn't hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.

I lost my mother's watch. And look! my last, or
next-to-last, of three beloved houses went.
The art of losing isn't hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn't a disaster.

-- Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan't have lied. It's evident
the art of losing's not too hard to master
though it may look like (Write it!) a disaster.



Ugh. Mi sombrilla. Y no es que las demás que tenga no sean prácticas, mira que hasta bonitas son, pero ya tenía cierto cariño a esa. Salir de casa, buscar un saco, acomodar mi mochila y, si estaba nublado, era la primera sombrilla que buscaba. Y ya no. Ugh.

Han sido días de cambios, tal vez buenos (quiero pensar, aunque ya sabes, las expectativas son un veneno que encuentras en cualquier Tlapalería). Me choca esa frase de "el tiempo dirá" porque siento que todo se hace más lento, que realmente el tiempo no pasa y entonces, bueno, do the math. Creo que hasta me gusta más decir "Dios proveerá". ¿Te ha pasado que esos cambios también quieres que se vean reflejados físicamente? Es raro, tal vez es lo más frívolo que me pueda estar pasando. Después de algunos años de no usar falda, fui el otro día a mi clase de estética con falda gris, unas medias moradas y zapatitos -sí, zapatos. Hoy usé el pelo suelto -y lacio- todo el día. Quién sabe, son nimiedades, claro que lo son, pero me gusta que sean detalles, simples detalles. Como le dije a Grace: Ir por el desierto, pedir un poco de agua y que Dios te escupa.

Música de estos días: Le Baron. Recuerdo que abrieron el concierto de Kaiser chiefs, al cual fui con Charlie. Nos fuimos al lobby para que me platicara la mejor anécdota que me han contado sobre un perro. Regresamos y ni me tomé la molestia de escucharlos. Luego pasaban sus canciones en comerciales de Mtv y me dije "no suenan tan mal, la verdad sea dicha". Ahora mismo escucho su EP y no son malos, maldita sea, no lo son. Si bien la letra no es poesía del romanticismo, tiene su encantito: Brilla sobre mi, aparece por la noche / ¿Cuándo vas a regresar? ¿Cuándo vas a regresar? / Sigo siempre al corazon, huyo siempre a la razón. Me agrada tener esta clase de descubrimientos, que al final lo que creías, si bien no malo, aburrido, al final es algo que te llega a agradar bastante. Como no tengo ipod y escuchar música en el celular se me hace un poco clasemediero (¿No les encanta esa palabra? es tan violenta), un día me compraré el disco. Música que escucho para ir a la universidad u otros lugares: Radiohead, todo el Kid A.

Y es hora de irme. Que arreglar el cuarto, imprimir un librito y leer unas cosas debo de.

Sombrilla mia, te extraño. Espero estés con alguien mejor (yo misma, una palmadita en la espalda).

Le Baron - Exilio