lunes, febrero 21, 2011

Give Up The Ghost

1.- Es extraño cuando vuelves a hacer cosas que, según tú, te hacían feliz, sólo para descubrir que ya no sientes el mismo efecto o, en el peor de los casos, de hecho hasta te parece aburrido. Ultimamente lo he sentido con todas esas tonterías que hacía de niña o de adolescente, como pasearme por la iglesia que estaba por la prepa o, como ya lo había comentado, comer cosas dulces, las cuales -según yo- eran el máximo exponente de la niñez (v.g. el algodón de azúcar y las manzanas acarameladas, las cuales ni siquiera me he atrevido a comprar). Es un poco triste, porque al menos esperas que esas actividades las has cambiado por algo más emocionante, sólo para descubrir que el 75% de las cosas que haces actualmente no son emocionantes y, oh sí, hasta parecen ser un poco depresivas. Me gusta tomar café, pero no me hace feliz. De niña el algodón de azúcar sí lo hacía. Ir de aquí a allá en metro/metrobús, no me desagrada del todo, pero a sabiendas de que mi destino es el trabajo o la escuela, etc. no me emociona tanto como cuando en la prepa podía desperdiciar horas paseando sin lugar fijo, sólo para llegar a casa y comer. O las primeras veces que iba al billar, eso me emocionaba de manera casi esquizofrénica. Las primeras veces que sostuve un taco de billar, la primera bola en la buchaca, las cervezas y las risas. Quizá sí, quizá sea una chica aburrida que no gusta de ir a Jersey Shore, pero son los pequeños detalles de la vida los que verdaderamente me llegan al cerebro y al corazón como una bala de francotirador. Me llegan y me enamoran, pero eso qué importa.

2.- El tipo de gente que te rodea: un gran misterio. Ultimamente me doy cuenta de que la gente es una carnicería muy difícil de atravesar. Ni siquiera con los ojos cerrados, porque todos sabemos que las canicerías apestan a sangre. Si queremos un ejercicio de sinceridad, podría ser este: no ser tan ingenuo, grab some cojones y saber que la gente es capaz de todo. Si lo sabré yo, si lo sabremos todos.

2.1.- Y si me cuesta trabajo escribir sinceramente, es porque no manejo bien estas cosas. Pero un día, un día. Un día.

3.- Y estos días me cuesta mucho trabajo hacer las cosas. Me cuesta trabajo leer, escribir, trabajar, esforzarme en esto o lo otro.

4.- Radiohead: Nuevo disco, nueva emoción. Estos días en los que me ha costado mucho trabajo emocionarme por algo, llegan ellos con un nuevo disco. El nuevo video de Lotus Flower, me he dado cuenta que ha servido de comidilla para la gente. Pero no quiero pensar en eso. Lo que pienso es: es un gran disco. Es bello por todos lados. Cada beat, cada sonido, es bello, es correcto. Sin embargo, no lo siento tan poderoso como alguna vez lo fue, en mi caso, Kid A o el Ok Computer, inclusive el Hail To The Thief. Eso no significa que no sea bueno, aclaro. Antes que un disco poderoso o que llegue al tuétano de la emoción, creo que me parece un poco taciturno, melancólico, muy ad hoc a estos días, por lo que mi emoción deriva a una tristeza adolescente más marica. Lo escuché un día que fui al trabajo bien temprano y la escena de atravesar constituyentes, con un cigarrillo en la mano mientras escuchaba Codex, bueno. No me pongo a llorar, porque tampoco me mueve hacerlo estos días tan grises. En fin, concluyo:

Es un disco bueno, porque llegó a tiempo. Con cada una de sus notas correctas y sus voces tristes. Llego a tiempo, en estos días tan así. Y lo escucho y me hundo en la alfombra, pues.

5.- Y lo intento. Pero mira mis manos, llenas de arena y nada.

Radiohead - Bloom

lunes, febrero 14, 2011

Funny Little Frog

1.- Hace poco fui a una exposición del cerebro ahí en Universum. Fue interesante, ya que te explican las funciones, lo de las sinapsis y esas cosas que siempre son muy interesantes cuando andas de humor. Sin embargo, algo que se me hizo curioso es este apartada donde explican cómo el amor es resultado de una serie de reacciones químicas, las cuales tienen un inicio y un final (asegún, 4 años dura el enamoramiento y todo depende de la persona si es más tiempo o menos). Y así, te van explicando cómo es que el enamoramiento es casi una explosión de químicos que te hacen sentir bien y, por ciclos, se van agotando y acaba todo eso. Yo entiendo que a la gente no le corre poesía por las venas, pero cuando la gente se esfuerza con toda su fe en reducir el amor a un proceso química, no deja de parecerme un poco triste. Cada que estoy en compañía de amigos y algún marica saca el tema, nunca falta este otro amigo que defiende esto de que el amor es pura química y que no existe. Yo creo que si bien estas reacciones qímicas de las que se hablan son parte importante para todo el proceso amoroso (y también con otras pasiones, pero creo que la del amor es la más fuerte, por toda la basura que conlleva), existen otros procesos psicológicos que no se deberían infravalorar. De hecho ni sé si la palabra que busco es psicológico, debe ser más como del corazón-como-metáfora. No sé cómo explicarlo claramente, pero creo que lo que defiendo no es tanto si el amor es o no una reacción química exclusivamente, sino esta tendencia de la gente a decir que al fin y al cabo es un proceso y como tal, tiene un fin, por lo que se puede infravalorar esta pasión. Para los que me conocen, defiendo mucho esta clase de estupideces. Soy una persona que más que empatía amorosa, tiendo más al lado del apechugar y azotarse duro, para lo cual entiendo que también ha reacciones químicas pero es este estado que me evoca más cosas y, por tanto, me resguardo ahí cual hogar dulce hogar. Yo n puedo decir que siento esto del enamorarse-azotarse como un simple vaivén de la vida. Creo que son eso, estados que uno decide tomar y matar o desarrollar, según sea el caso. Es, quiero pensar, como con la angustia, de ella siempre nos hablan tanto. No es que la dejes de lado, si se enfrente, si se hace consciente, bueno, hay algo ahí en el abismo que siempre resulta muy seductor. Insisto, no quiero decir que la química no tiene nada que ver y le declaro la guerra a la ciencia, por favor. lo que quiero decir es que estas pasiones son mucho más -miles de años luz más- que una reacción con un final. Que estos tíos que defienden eso sólo para mostrarse menos vulnerables, que me hablen llorando, para que les diga qué es lo que hace su cuerpo para desahogar la tristeza por x o y razón. Faltaba más.

Mucho también tiene que ver, creo, el miedo de la gente a sentir cosas tan intensas. Repetidas veces me he encontrado a gente que concuerda en que tocar fondo es una de las cosas más horribles, jamás. Pero, yo siento, hay veces en que sí da miedo, pero también es muy seductor estar pecho tierra. Ya lo había dicho, la tristeza y el abismo te abrazan y la alegría es como una inyección de energía. Pero oye, así lo veo. Quizás, al final, el fondo ni es tan atractivo y sólo es una razón para que los días pasen y uno no los sienta.

Y Creo que nada de lo anterior tuvo sentido.

2.- Someday.



Belle And Sebastian - Funny Little Frog

jueves, febrero 03, 2011

I Could Blow Through The Ceiling / If I Just Turn And Run

1.- Hace unas semanas iba caminando con unos amigos en el Centro histórico y me la estaba pasando muy bien con ellos, pues nos dedicamos a ñoñear durísimo, platicar sobre pokemón y esas cosas que no sé por qué razón tengo un conocimiento mínimo sobre el asunto. Ya casi a la hora de irme, a lo lejos vi a uno de esos señores que llevan algodones de azúcar y tuve un antojo casi compulsivo por una de esas cosas. Desde hace varios meses me repetía a mi misma lo mucho que quería un algodón de azúcar, pero jamás entendí por qué no hacía nada, como comprar uno. En el concierto de Roger Waters vendían chelas, donas y algodones, pero no compré nada porque, ¿Quién anda con un algodón de azúcar, gritando que derriben un muro? Nadie, creo. Y tampoco me alcanzaba el dinero, además de que estaba MUY enferma, semicruda y con el crédito moral en ceros (ugh). En fin, que ese día todos tuvieron que esperarme porque, oh sí, compré un algodón de azúcar azul y oh, la sorpresa: fue muy decepcionante. Fácil tenía unos 10 años sin comer un algodón de azúcar, en serio. Yo recuerdo que el sabor era espectacular, sabía a todas esas fiestas a las que te invitaban de niño. El algodón deshaciéndose en la boca y el rastro dulzón que deja por toda la lengua era una de mis sensaciones favoritas. Pero no, eso no pasó con este algodón. De hecho la golosina tenía un dejo sabor a chicle, lo cual lo hizo más decepcionante. Los demás amiguillos concordaron en que fue un algodón de azúcar tristísimo y algo dentro de mi murió de manera brutal.

Brutal, te digo.

1.1.- Ahora tengo un antojo de manzana acaramelada. Pero esta vez me invade el terror la simple idea de que tal vez ni eran tan buenas, tan ricas, tan rojas. ¿Qué hacer?

2.-El verdadero problema que ha ocurrido con la tristeza, es que se ha empezado a vender al público como un estado de ánimo en el que se disfruta el hecho de tirar las vísceras en el piso y arrastrarlas, dejando una marca de sangre en el piso que todos pueden ver, señalar y decir "mira, le va mal". Y hay gente que por eso lo hace, claro. Pero creo, a manera de creencia y no de suposición, que la tristeza nos puede dejar mejores cosas en la vida que la felicidad, en el ámbito personal/vivencial/amoroso/loqueseteocurra. Si bien la felicidad es un estado anímico emocionante, la tristeza te forja de una manera más brutal (me encanta este adjetivo), porque te hace agudizar ideas monstruosas, soportarlas y luego digerirlas. Como comer vidrio, al final sí puedes tragarlo. Metafóricamente. Y POR SUPUESTO que no estoy diciendo algo nuevo. Creo que los 4 años de carrera giraron en torno a esta idea. Pero fue de un ámbito filosófico, creo que esta apología por la tristeza y su sinceridad con el entorno, es algo que cualquier persona puede concluir, si sinceramente abre un poco el esternón y dice "estoy mal y así estoy bien". Tocar fondo probablemente te da atisbos existenciales tan poderosos, que el consuelo que queda es que deprimirse no es incorrecto. Tal vez si es seguido es poco higiénico mentalmente, pero no es incorrecto.Es un consuelo pobre, sin conclusión y que no te quita el sabor a frustración, pero sigue siendo un consuelo, maldición.

Y es tan absurdo todo, que sólo queda sonreir en las mañanas con un cigarrillo en la mano.

3.- El lunes fue un día fantástico. El lunes lo pasé con J. todo el día. Vimos la película de Rushmore y las dos concordamos en que es una película hermosísima. No me atrevo a decir que es perfecta, porque sería muy pretencioso. Además, qué se yo de cine perfecto. Pero creo que llegamos a la conclusión de que todas las escenas en esa película son correctas. No hay nada exagerado ni nada muy simple. Los diálogos también son muy correctos y del reparto, bueno, es hasta grosero que lo tenga que mencionar. El deal con el personaje principal, Max Fischer, es que piensa en grande. Tal vez las razones no sean muy claras, pero lo hace en grande. Sí, tenemos las calificaciones, la escuela, los deberes. Pero hay tanto allá afuera. Tanto qué hacer, tanto qué amar. Para qué sacar diez en la escuela, cuando puedes ser el presidente del club de caligrafía. Wes Anderson, por eso te amamos.

4.-
[...]

Si cuando menos alguien estuviera de pie junto a la puerta,
si cualquier cosa apareciera, cuando menos un momento,
y desapareciera:
algo triste, optimista, de donde sea, de ningún lado,
que provocara risa o miedo.

Pero no va a pasar nada. Ninguna espontánea
improbabilidad. Como en un drama burgués,
será una separación correcta hasta el final,
no honrada ni siquiera por un hoyo en el cielo.


[...]


Wislawa Szymborska, Sin título


5.- Una sonrisa, la mañana y un cigarrillo.

Interpol - Heinrich Maneuver