1.- Es extraño cuando vuelves a hacer cosas que, según tú, te hacían feliz, sólo para descubrir que ya no sientes el mismo efecto o, en el peor de los casos, de hecho hasta te parece aburrido. Ultimamente lo he sentido con todas esas tonterías que hacía de niña o de adolescente, como pasearme por la iglesia que estaba por la prepa o, como ya lo había comentado, comer cosas dulces, las cuales -según yo- eran el máximo exponente de la niñez (v.g. el algodón de azúcar y las manzanas acarameladas, las cuales ni siquiera me he atrevido a comprar). Es un poco triste, porque al menos esperas que esas actividades las has cambiado por algo más emocionante, sólo para descubrir que el 75% de las cosas que haces actualmente no son emocionantes y, oh sí, hasta parecen ser un poco depresivas. Me gusta tomar café, pero no me hace feliz. De niña el algodón de azúcar sí lo hacía. Ir de aquí a allá en metro/metrobús, no me desagrada del todo, pero a sabiendas de que mi destino es el trabajo o la escuela, etc. no me emociona tanto como cuando en la prepa podía desperdiciar horas paseando sin lugar fijo, sólo para llegar a casa y comer. O las primeras veces que iba al billar, eso me emocionaba de manera casi esquizofrénica. Las primeras veces que sostuve un taco de billar, la primera bola en la buchaca, las cervezas y las risas. Quizá sí, quizá sea una chica aburrida que no gusta de ir a Jersey Shore, pero son los pequeños detalles de la vida los que verdaderamente me llegan al cerebro y al corazón como una bala de francotirador. Me llegan y me enamoran, pero eso qué importa.
2.- El tipo de gente que te rodea: un gran misterio. Ultimamente me doy cuenta de que la gente es una carnicería muy difícil de atravesar. Ni siquiera con los ojos cerrados, porque todos sabemos que las canicerías apestan a sangre. Si queremos un ejercicio de sinceridad, podría ser este: no ser tan ingenuo, grab some cojones y saber que la gente es capaz de todo. Si lo sabré yo, si lo sabremos todos.
2.1.- Y si me cuesta trabajo escribir sinceramente, es porque no manejo bien estas cosas. Pero un día, un día. Un día.
3.- Y estos días me cuesta mucho trabajo hacer las cosas. Me cuesta trabajo leer, escribir, trabajar, esforzarme en esto o lo otro.
4.- Radiohead: Nuevo disco, nueva emoción. Estos días en los que me ha costado mucho trabajo emocionarme por algo, llegan ellos con un nuevo disco. El nuevo video de Lotus Flower, me he dado cuenta que ha servido de comidilla para la gente. Pero no quiero pensar en eso. Lo que pienso es: es un gran disco. Es bello por todos lados. Cada beat, cada sonido, es bello, es correcto. Sin embargo, no lo siento tan poderoso como alguna vez lo fue, en mi caso, Kid A o el Ok Computer, inclusive el Hail To The Thief. Eso no significa que no sea bueno, aclaro. Antes que un disco poderoso o que llegue al tuétano de la emoción, creo que me parece un poco taciturno, melancólico, muy ad hoc a estos días, por lo que mi emoción deriva a una tristeza adolescente más marica. Lo escuché un día que fui al trabajo bien temprano y la escena de atravesar constituyentes, con un cigarrillo en la mano mientras escuchaba Codex, bueno. No me pongo a llorar, porque tampoco me mueve hacerlo estos días tan grises. En fin, concluyo:
Es un disco bueno, porque llegó a tiempo. Con cada una de sus notas correctas y sus voces tristes. Llego a tiempo, en estos días tan así. Y lo escucho y me hundo en la alfombra, pues.
5.- Y lo intento. Pero mira mis manos, llenas de arena y nada.
Radiohead - Bloom
2 comentarios:
Oh Elsito! Radiohead siempre llegará en el momento justo, es el mísmisimo kairos para decirlo de alguna forma.
Te quiero.
Todos y todo cambia siempre. Los cambios n ocasiones son buenos otras veces t fsdtidián un rato hasta q te terminas adaptando.
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