domingo, septiembre 13, 2009

Russian roulette is not the same without a gun

Pues estos días han estado BIEN ocupados. Hace rato que no tenía tantísimo trabajo, pero lo estoy disfrutando mucho, porque ni siquiera es trabajo que me de stress, al contrario. La cosa es esperar a que todo sea oficial para poder estar plenamente confiada de las cosas. Aunque sólo ha sido una semana me emociona DEMASIADO pasar los siguientes meses en ese lugar. ¿Mi meta? Aparte del servicio social, me gustaría tener un trabajillo por ahí. No sé si sea posible, pero ponerlo como objetivo es una manera súper de ver las cosas. Por otra parte: la purificación del lenguaje. Ya no voy a decir groserías. No es que yo sea una pelada inmunda (sólo cuando estoy muy enojada o haciendo berrinche), pero no podría dormir si llego a decirle a algún niño una palabrota. Mi nueva maldición será ¡Pantuflas! o las ya conocidas y bobitas como ¡caracoles! y ¡recórcholis! Lo que espero es que esas palabras no muten fonéticamente en groserías, que no creo, porque suenan bonito, a diferencia del ya conocido repertorio de groserías. Sé que no podré al 100% pero hey, hago mi esfuerzo. Y que conste.

Todo es tan nuevo en el servicio, te ensucias las manos (y desafortunadamente también la ropa, oh) y por alguna razón me atrae mucho la idea de que los niños disfruten pintar, dibujar y también otros talleres, como lo son los cuentacuentos y todo eso.

Como ya lo había dicho antes, me emociona trabajar con los niños. De todos modos tenemos la misma edad mental, aunque supongo que la edad física luego me vencerá y estaré cansada todo el tiempo, ugh. Los niños, ya ves, son una fuente de energía casi innagotable, seguro si les conectas cables a los deditos hacen que un refrigerador funcione. Me da miedo que luego los aburra o que al final no sea tan mágico como me lo imagino, porque si algo es cierto es que los niños ya no tienen la misma curiosidad de antes. Creo. Me dijo una de las capacitadoras que cuando llegan luego luego se van a las computadoras y que, obvio, eso medio les mata la emoción de hacer otras cosas en el museo. Ojalá no sea así, aunque tenga que aventarles crayolas. O no.

Oh, y algo más: el viernes me subí a un juego mortal y creí que moriría. Era de escalar, pasar por una escalerita y OH DIOS, pensé que me caería, me daría en la maruti ("maruti", mi mamá dixit) y adiós servicio, adiós volver a caminar, adiós ir a las olimpiadas Marte 2015. Además, el jueguito ese seguía mojado por la lluvia y OH DIOS. Pero no, lo pasé y fui feliz. Aquí una dramatización:



Ay.

**

En otras noticias, ya son ocho años desde que pasó con las torres gemelas. Recuerdo que ese día estaba en clase de matemáticas con el profesor Heriberto (uno de los profesores que me tenían mucha fe) y en eso llegó el maestro de informática, diciendo lo que había pasado. Como luego el maestro se las daba de farol, nadie creyó lo que dijo y seguimos la clase normal. Al llegar a casa, mi mamá había hecho tacos de hígado encebollado con guacamole, que creo que disfruté porque les puse demasiado guacamole. Ese día iba a ser mi primerita clase de violoncello, pero mi mamá insistía mucho en que no fuera. Yo sólo le dije que iba a ir y punto, no se discutía más. Cuando subí al que entonces era mi cuarto, prendí la tele, le puse a mtv (jiji) y la primera imagen que vi fue a la señora de un noticiero diciendo lo que había pasado. Luego, la imagen del primer avión estrellándose contra una torre, para que minutos después sucediera lo mismo con la otra. Recuerdo que, antes de sentirme mal -como cualquier persona con sentido común y tantita humanidad debería- me impresionó demasiado. Era como ver una película de Die Hard o qué se yo, pero todo se veía tan real, porque era una cámara de vigilancia. Camino a mi clase de violoncello seguí pensando en lo irreal de la imagen. Tomé la clase -la cual, eso sí, recuerdo con mucho amor- y al llegar a mi casa, las imágenes se seguían transmitiendo por Mtv. Actualmente me sigo sintiendo un poco triste de sólo recordar ese hecho y me enoja ver que la gente se alegre, como si fuera un hecho que, per se, debería causar alegría. Eso ya es más bien perversión y una perspectiva cerrada y un poco asquerosita. Y el asunto es que no sólo es sentirse mal por el hecho de que dos torres se hayan desmoronado, sino que ves los casos particulares y es cuando todavía conmociona más, como los audios de las llamadas al 911, las personas cayendo del edificio, es algo devastador. ¿Ya vieron 'Synecdoche, New York' de Kauffman? Antes de que me digan "ugh", tengo que decir que, en parte, me gustó mucho eso de la importancia a la vida individual de un lugar tan enorme como lo es New York. Y de hecho no sólo ese lugar, cada comunidad donde cualquier persona vive. O TODO el mundo, si lo quieres ver así. Y así, cuando eres tú quien ve todas las particularidades de un lugar o un suceso tan enorme, es cuando ese sentimiento de anonadamiento puede llegar. Es un hecho que lamento y estoy totalmente de acuerdo con Kant: matar a una sola persona, es matar a toda la humanidad.

Y es hora de irme, que no he hecho un trabajito, duh.

Lady Gaga - Poker Face

3 comentarios:

Indio Cacama dijo...

¡Chanclas! (es mi versión de pantuflas), no me gusta el hígado, prefiero la Poesía, por cierto , lo de los diseñadores y Elsita me recordaron a León Felipe:

Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.

Diana dijo...

Y a todo esto, sónde estás trabajando?

Anónimo dijo...

Felicidades por el servicio. Mi mejor amiga es educadora y se cansa igual o peor que yo que trabajo como negra en una oficina con adultos (dizque, a veces se comportan como escuincles).

Si, las torres, 8 años se pasaron volando..


Saludos.