En lugar de que vuelvan los recuerdos
en el instante de la muerte
solicito el regreso
de las cosas perdidas.
Por las puertas y ventanas: los paraguas,
la maleta, los guantes, el abrigo,
para poder decir:
qué me importa todo eso.
[...]
Wislawa Szymborska, Naturaleza muerta con globo
en el instante de la muerte
solicito el regreso
de las cosas perdidas.
Por las puertas y ventanas: los paraguas,
la maleta, los guantes, el abrigo,
para poder decir:
qué me importa todo eso.
[...]
Wislawa Szymborska, Naturaleza muerta con globo
Han sido días un poco complicados, pero me alegra decir que no salen de los parámetros de la angustia adolescente que últimamente me rodea. Por ejemplo, perdí mi sombrilla. Qué tristeza me causa perder las cosas. Tristeza y enojo. Por ejemplo, una vez creí haber perdido mis llaves. Lo primerito que me dolía era que el llavero lo había comprado en la prepa, un día que Mme. Atenitas, otras amigas y yo fuimos a la zona rosa a vaguear y yo en Monster vi una estrella adiamantinada y sabía que ese llevero debía ser mio. Recuerdo que me había costado 50 pesos y que me lo dieron en una bolsita simplona y yo fui muy feliz porque me había enamorado de ese llavero. No había sido como el llavero de chococat y otros que ya he tenido, este es pequeño, bonito y además BRILLA. Luego me vino la idea de las llaves, las cuales no fueron nada fáciles de conseguir, porque mi mamá estaba más que segura que las iba a perder. Me decía: "si te damos un juego, hay más posibilidades de que las pierdas y tengamos que cambiar la chapa, y ya ves que en esta puerta (era en la casa nueva) la chapa no sale en dos pesos. Recuerda que aquí siempre habrá alguien que te abra la puerta" y yo sufría porque mi mamá dudaba de mi responsabilidad con una nadería como son las llaves. Al final, después de darle un discurso de que cuido mucho las cosas, me dio lo que quería y mi llavero ahora lucía la llave de la casa y la de mi cuarto. Entonces llegó este día en el que abrí mi mochila y no estaban. La tristeza me invadió, la voz de mi madre diciéndome que ella lo sabía y todo me empezó a agobiar. Fui con J. y le dije lo acontecido y ella me decía que exageraba, pero no era sólo el hecho de perder las llaves, sino que, de hecho, perder las cosas es un signo inequívoco de que uno puede llegar a ser tan distraído y torpe como para perder las cosas. Después de varias semanas sin llaves (ya ni me daban ganas de salir, pensando que tendría que tocar el timbre, haciendo más fehaciente la pérdida), un día me puse a limpiar el cajón de los maquillajes y, sí, ahí estaban. Me sentí aliviada, casi con un atisbo de felicidad. Las guardé en el bolso de mi mochila y me regodeé de orgullo de que, al fin y al cabo, no perdí nada, mi mamá no me diría que siempre tuvo la razón y, lo mejor, recuperé mi llavero. Ahora, lo que pasa con la sombrilla es que era muy práctica. Me la había dado mi tia hace unos años, para que no me mojara camino a la escuela. Mb. me decía que era como de Batman porque era azul marino y se abría bien violento. Era discreta y cumplía bien su trabajo. Recuerdo haber llegado a casa con ella, pero simplemente no está. Sería muy naïve revisar mi cajón de los maquillajes. Me siento mal de haber perdido mi sombrilla, de haber tenido un momento de torpeza y que como consecuencia yo haya perdido mi sombrilla. Este materialismo que me invade no es sólo por frivolidad, sino porque realmente me gusta cuidar de mis cosas. ¿A quién no? Ahora mi sombrilla se ha perdido y tal vez, sólo tal vez, merezco que me llueva. Oh, el estoicismo.
Elizabeth Bishop:
The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster,
Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn't hard to master.
Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.
I lost my mother's watch. And look! my last, or
next-to-last, of three beloved houses went.
The art of losing isn't hard to master.
I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn't a disaster.
-- Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan't have lied. It's evident
the art of losing's not too hard to master
though it may look like (Write it!) a disaster.
Ugh. Mi sombrilla. Y no es que las demás que tenga no sean prácticas, mira que hasta bonitas son, pero ya tenía cierto cariño a esa. Salir de casa, buscar un saco, acomodar mi mochila y, si estaba nublado, era la primera sombrilla que buscaba. Y ya no. Ugh.
Han sido días de cambios, tal vez buenos (quiero pensar, aunque ya sabes, las expectativas son un veneno que encuentras en cualquier Tlapalería). Me choca esa frase de "el tiempo dirá" porque siento que todo se hace más lento, que realmente el tiempo no pasa y entonces, bueno, do the math. Creo que hasta me gusta más decir "Dios proveerá". ¿Te ha pasado que esos cambios también quieres que se vean reflejados físicamente? Es raro, tal vez es lo más frívolo que me pueda estar pasando. Después de algunos años de no usar falda, fui el otro día a mi clase de estética con falda gris, unas medias moradas y zapatitos -sí, zapatos. Hoy usé el pelo suelto -y lacio- todo el día. Quién sabe, son nimiedades, claro que lo son, pero me gusta que sean detalles, simples detalles. Como le dije a Grace: Ir por el desierto, pedir un poco de agua y que Dios te escupa.
Música de estos días: Le Baron. Recuerdo que abrieron el concierto de Kaiser chiefs, al cual fui con Charlie. Nos fuimos al lobby para que me platicara la mejor anécdota que me han contado sobre un perro. Regresamos y ni me tomé la molestia de escucharlos. Luego pasaban sus canciones en comerciales de Mtv y me dije "no suenan tan mal, la verdad sea dicha". Ahora mismo escucho su EP y no son malos, maldita sea, no lo son. Si bien la letra no es poesía del romanticismo, tiene su encantito: Brilla sobre mi, aparece por la noche / ¿Cuándo vas a regresar? ¿Cuándo vas a regresar? / Sigo siempre al corazon, huyo siempre a la razón. Me agrada tener esta clase de descubrimientos, que al final lo que creías, si bien no malo, aburrido, al final es algo que te llega a agradar bastante. Como no tengo ipod y escuchar música en el celular se me hace un poco clasemediero (¿No les encanta esa palabra? es tan violenta), un día me compraré el disco. Música que escucho para ir a la universidad u otros lugares: Radiohead, todo el Kid A.
Y es hora de irme. Que arreglar el cuarto, imprimir un librito y leer unas cosas debo de.
Sombrilla mia, te extraño. Espero estés con alguien mejor (yo misma, una palmadita en la espalda).
Le Baron - Exilio
2 comentarios:
supongo abra actualización de publicación o quizá merezca una publicación entera el acontecimiento de la sombrilla pródiga xD
saludos azules muchos
Argh, vida triste! Yo siempre ando botando las gafas. Aunque te contaré algo que quizá te aliente.
Hace un año perdí mis gafas de marco negro que eran un verdadero hit de la modestia porque había un chico de mi clase que llevaba unas gafas grandes y llegar con unas gafas grandes, negras, parecidas a las suyas podría ser altamente controvertido y no quería protagonizar chismorreos ridículos. Sin embargo encontré el término justo de las cosas y conseguí esas gafas que me hacían tan, pero tan, feliz.
Un día desafortunado salía de mi casa y busqué mis gafas para irme en paz: no las encontré. Como siempre he sido de ese tipo de persona "torpe y distraída" pensé que nunca las iba volver a
ver. Pero siempre mantuve mis dudas sobre si las había botado o no, es decir, se perdieron en condiciones sospechosas, quizá estaban refundidas.
Pasó un año y ya había comprado unas nuevas gafas porque ando bastante ciega. Una semana después de haber conseguido las nuevas gafas (que por cierto nunca alcanzaron ni a belleza ni el donaire de las que perdí) mi madre llegó de su apartamento diciéndome que me tenía una "sopresita".
La sorpresita era que había encontrado mis viejas y bellas gafas detrás de su estantería de libros. Ah! Cuando las ví ...Sentí que algo me recorría dentro. Qué alegría más alegre!
Lamentablemente las gafas ya no me sirven (aumentó mi fórmula) pero las llevo conmigo "por si acaso".
Quizá tu sombrilla esté por ahí, no pierdas la "esperanza" y si no aparece pues ...Ya encontrarás una a la que te puedas: ACOSTUMBRAR.
:)
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