El otro día Lilián me preguntó qué me apasiona más, si leer/escribir filosofía (más leer, porque escribir soy una newbie) o la música. Le digo que son muy diferentes, pero ahora que lo pienso también son exactamente lo mismo. En música, al menos como intérprete, es tu deber darle tu toque, hacer que la música -ya escrita- suene hermoso, correcto. Respetar los piano, respetar las repeticiones, hacer tiempos correctos. Con la música, maleas las notas para darle vida a la música. Si todos los intérpretes fueran iguales, no habría necesidad de discos solistas, sería como educar máquinas. Todos tenemos nuestro solista favorito. Porque hemos escuchado en manos de millones a Bach, pero siempre son distintas versiones. Hay versiones que apestan, hay las que hacen llorar de lo sublime. Ser intéprete es algo más a comprometerte a hacer hermoso algo que tienes enfrente de ti. Muy diferente a la composición, obviedad que debo mencionar.
La filosofía: el papel está en blanco y el mundo está allá afuera. Las preguntas escasean y el deber es hacerlas correctamente. En filosofía el mundo es enorme, los libros también son un universo. Aquí la disertación la hace uno, empezar -a veces de cero- a fabricar ideas.
Pero así como tenemos sinfonías, sonatas, melodías, himnos, bagatelas y un largo etcétera, en la filosofía está el mundo, la muerte, los fenómenos, la existencia, el alma, la fe. Tal vez, creo, como el papel del intérprete al hacer suya una partitura, el filósofo (o el que aspira a serlo) tiene un mundo en frente, que él mismo debe descifrar.
Aunque también me apasiona la fotografía, cosa que aún no he explorado bien. Pero ya verán, ya verán. Fui a un curso en la universidad. El maestro era toda la onda, muy bonachón y a veces distraído, pero a veces me parecía que tenía destellos de grandeza. Un día me dijo que no importa la cámara, es la persona. Y es lo más grandioso que me han dicho. En mi paso por la vida -y por, cof cof, Flickr- he visto personas que presumen sus súper camaras digitales de millones de pixeles, y luego recuerdo a lo que me dijo Alfredo: "con una cámara así, dime en qué momento te va a salir una foto fea. A menos que estés idiota, es imposible que algo salga feo en esas cámaras" y también me pareció un comentario atinadísimo. Tal vez no son las miles de cámaras que uno pueda llegar a poseer. Tampoco lo es photoshop, si a esas vamos. Tal vez lo que importa es la magia que puedas hacer con eso. Darle vida a algo que parecía ausente. Como darle vida a la música, como descifrar el mundo.
Jay-jay johanson - Jay-jay johanson again
3 comentarios:
este post habla de una vida admirablemente plena.
El filósofo tiene un mundo enfrente o un mundo dentro.
El filósofo tiene perspectivas.
Tiene ventanas
y escoge
por
cuál
mirar.
Pues claro, el buen Walker Evans salía con su polaroid en el bolsillo de su abrigo a tomar fotos en Niuyorc... hoy cualquier facebookero abusa del jotochop. (léase: yo para las fotos de perfil, jaja)
Y concuerdo con Ernesto, que me recordó una frase de Chopenjabuer que nunca leí pero que me comentó hace poco un amigo, más o menos con esa idea.
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