domingo, diciembre 12, 2010

And the lines, they go by

1.- Una de las cosas más tristes de la vida -aparte de ver un helado tirado en el piso- debe ser perder por un tiempo tu computadora. En primer lugar, te das cuenta de que puedes sobrevivir sin facebook ni twitter, lo cual implica que la vida allá afuera es soportable y, de hecho, algo tolerable. Y cada día que no estás inyectándote internet en el brazo izquierdo, te dan más ganas de salir a recibir un poco el aire, a ver si en serio todo eso de lo que habla la gente es verdad. Tristísimo, te digo yo. Por otro lado, la idea de la posibilidad de perder la música, los trabajos de universidad, los cuentos que pensaste eran buenos y las millones de fotografías, es romperse el corazón con un martillo y un cincel. Dentro de los ideales que pudieron enseñarme en la juventud, hacer del hecho de apegarme a las cosas algo malo no fue uno de ellos. Sin embargo, y ya lo había dicho en otro post (del cual no me tomaré la molestia de buscar), no es tanto el objeto, sino el significado que colocamos en él. En este caso, mi lap top contiene tantas historias y tantas imágenes, que el sólo hecho de estar en una computadora ajena me provoca una melancolía bien imbécil. Lo que es.

2.- Fui al concierto de Rammstein y debo decir que compite para concierto del año. Iba a escribir una reseña muy bonita, pero, oh sí, se fue con la lap. En resumen, si pones en una licuadora fuego, una bandera alemana y un montón de testosterona, obtienes algo totalmente extraordinario. Si una conclusión me dejó ese concierto es que el escenario está hecho sólo para quienes saben hacer de él algo tremendo. Y sigue Roger Waters! Más emoción.

3.- En lecturas (ya atrasadas), regresé con Douglas Coupland, Shampoo Planet. Coupland es de esas personas que conocen el mundo del que hablan, o al menos del que hablaban, si tomamos en cuenta que el libro es de esos días en que uno podía considerarse un Mtv Child y estar orgulloso de eso. Pronto: mejores palabras sobre ese libro.

4.- Hace rato que no lo hacía: Mis categorías Jeopardy del mes de diciembre:

- El esternón abierto y los alfileres en los dedos
- Teen angst y otras manualidades
- Canciones que se pueden tatuar en la piel
- La burguesía y otras cosas por las cuales luchar en la vida
- El loop infinito de la vie amoureuse
- Pasar de D de Dignidad a P de perdedora en un solo viaje
- sobredosis de azúcar


5.- Don't give up your lover tonight


Pronto: un mejor post. Cuando tenga mi lap. Y mi música. Cuando tenga mi vida de regreso, prácticamente.

(Es idiota, porque ahora que no tengo mi lap se me ocurren muchas cosas para escribir, pero el tiempo y esas barbaridades. Los dejos de vivir siempre bajo presión, ay).

...

2 comentarios:

Poala dijo...

Describiste mi semestre pasado sin lap, eso de andar en laps prestadas,no,no, yo iba dejando canciones y links por aquí y por allá.

Cuando regreso a mi casa en las vacaciones, vivo sin internet,es raro eso de que para hacer planes, otra vez sean llamadas por teléfono e ir a buscarte a tu casa.

Oye y en que quedo lo del pelo? El mio sólo se ve poca madre cuando no salgo, el muy culero

Bob dijo...

Elso, eso de las compus y la vida es weird. Yo no tuve compu hasta mis 24 años, y en aquel entonces y ahora me siento mal de meterme a revisar mis páginas de confianza. No sé, para mí el mundo no está allá afuera lejos porque esté más cerca vía Links de Facebook, sino porque no salgo. Yo trato de no usar la compu más de lo estrictamente necesario. A eso agrégale que mis compus son como del medioevo. El día en que tenga una compu de verdad con internet de verdad voy a perder 60% de mi personalidad, lo veo.

Elso, Shampoo Planet es rudísimo. Así, MUY rudo. Yo digo que se lleva de calle a Generation X. Es más duro en todo, no sé, como que te golpea con cosas que no pensabas que se usaban para golpear en los libros. Aún no leo Microsiervos (¿qué pedo conmigo?), pero algo me dice que se llevará de calle a Shampoo Planet. Cuando acabes debemos hacer un miniclub de lectura. ¡Somos vecinos, qué pedo!

Abrazo a 1.5 Km de donde estás leyendo esto,

Bob