domingo, febrero 08, 2009

Si hay algo que me molesta muchísimo, es tener las manos frías más de dos horas. Se siente como si estuvieras muerto, qué se yo.

Ultimamente me he estado enojando por muchísimas cosas, y como buena mujer cliché lo atribuyo todo a las hormonas. Es un mundo de clichés, ¿Por qué habría de desligarme de él? Es obvio que hablo con sarcasmo. Pero la primera cosa que me enoja con devoción, es el desastre en la ciudad. Cierre de calles, construcciones, atole con el dedo. El otro día, mi hermano muy lindo invitó el taxi a la escuela, pero grave error cuando todas nuestras posibilidades eran un asco. Contemos que el metro va llenísimo y el metrobús es una leyenda urbana a esas horas. Pero bueno, mientras iba en el taxi, sin movimiento (cual dios aristotélico, maldita sea), pensé en lo que le escribiría a Ebrard si tuviera la dirección de su casa en la condesa (como se rumora, lo de menos es saber dónde vive, sino que recibirá esa carta). Mis pensamientoas, perdidos y encontrados como diría el librito de Oliver Jeffers, iban más o menos así:

Ser humano con capacidad no efectiva de ser estimado, Marcelo Ebrard Casaubón, presente.

Mi nombre es Elsa L. y, como millones de seres humanos en el Distrito Federal, soy una ciudadana más que estudia, todavía no trabaja y vive con una familia promedio. El motivo de mi carta no es describirle mi vida y tampoco me interesa ofenderle como sé muchos de los ciudadanos (inmaduros, que la ofensa es rebajarse) quieren hacer, sino que mi carta es más una descripción de todo el desastre que muchas personas tenemos que vivir día a día para poder cumplir nuestras obligaciones diarias. Realmente me gusta la idea de que cambien y construyan nuevas vías de transporte, tanto estética como funcionalmente, todo lo que tiene de malo el pavimento y el control del tráfico que ataca a esta ciudad, pero con todo respeto, y siguiendo una máxima funcional (que estoy segura usted debe conocer), no basta con hacer las cosas, hay que hacerlas bien. Me parece una grosería humana que cierre usted mitad de revolución (más un carril, de carros que se devían de patriotismo) y la otra mitad de Patriotismo respectivamente, dejando sólo tres carriles (próximamente menos) para miles de carros que tienen que pasar por ahí. Y sin avisar, dicho sea de paso. Las rutas y medios de transporte alternativos también son olas de personas que a mi me gustaría tratar con respeto, pero a veces sucede lo contrario y decido callar, para llegar a mi casa y acostarme en posición fetal y llorar. Las construcciones en Mixcoac también son un gran problema, como aquél apocalíptico día donde decidieron cerrar Molinos y ni siquiera era un embudo, era parecido a una de esas pequeñas ruedas que utilizan los roedores para hacer ejercicio: vueltas a ningún lugar. Y tampoco digamos las nuevas construcciones que están por la condesa, que hace que los transeúntes no podamos llegar al metro con seguridad, que los coches no den vuelta en una calle más cercana, porque una construcción está conectada con otra y así, ad nauseam. Le hablo de estos lugares, puesto que ahí se va toda mi vida, pero estoy segura de que hay más lugares en todo el D.F. declarados como zona de desastre o la Segunda Yugoslavia.

Yo, como una persona que está convencida de que la política es una burla en este país (basta ver que si una persona no funcionó en un partido político, tiene la libertad de irse a otro), usted podría decir que soy una ciudadana más que se queja. Pero sucede que voté y le hice caso a los comerciales totalmente ausentes de inteligencia y coherencia y alcé mi voz (y esas metáforas baratas que no sólo usan los comerciales en la televisión, sino también los poetas y literatos de nuestros días). El punto es que voté -confieso que no fue por usted- esperando, con una fe ingenua, digna de una niña de 2 años, esperando estos cambios, estos proyectos, pero con tiempo, no que sucedan todos al mismo tiempo, provocando miles de choques, carambolas y hombres jóvenes con ataques al corazón. Más de uno me ha dicho que usted no es directamente el culpable, pero independientemente de eso, tengo entendido que usted el es Jefe de Gobierno y, como tal, espero que asuma su papel y que se dé cuenta de que somos seres humanos y, como los comerciales tan obscenos y que rayan en lo cínico de televisa, millones de personas salen a ganarse el dinero y a cumplir con las queridas obligaciones académicas (no sé usted, a mi me gusta lo que estudio). Dése cuenta, Jefe de Gobierno, que somos humanos, no borregos felpudos en una montaña de Gales, que hasta ellas tienen más fluidez en su camino que nosotros. Por otra parte, si esto es sólo para obtener más votos en las elecciones del 2012, no cuente con mi voto. Probablemente gane, no lo sé, pero yo sí me comprometo a no hacerlo por usted, porque aún esa ingenuidad de que México puede ser justo y educado, me sigue envenenando. Cada quien tiene el gobierno que se merece, dicen por ahí. Son parte de las cosas que no me gustaría creer, pero me pasa por la cabeza, al igual que el deseo de que la gente ya no mueva sus intereses por el dinero, que al fin y al cabo es algo bajo y lo peor, es algo virtual (máxima marxista, que seguro también la conoce). La gente que se vende por dinero, es la gente más triste que yo habría de llegar a ver en este mundo. Ahora sí, Jefe de Gobierno, después de leer esto, no creo que cambie debido a que una carta insulsa no puede cambiar lo corrupto del alma, así que puede acceder a prender el bóiler con esta carta y que yo siga saliendo de mi casa una hora antes de clases, sólo para llegar tarde, por cualquier medio de transporte posible, mientras usted piensa que lo hace bien y da entrevistas en A Quien Corresponda.

Insulsamente,
Elsa L.


Pues sí, estoy enojada por eso. Es imposible. Perder la fe en la humanidad: el deporte espiritual del futuro, presente y pasado: por siempre. Que sea por cosas de política me suena aún más lelo. Jamás he sido así, pero lo iba pensando en el taxi. En mi mente era más gracioso.

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Il me semble parfois que mon sang coule à flots,
Ainsi qu'une fontaine aux rythmiques sanglots.
Je l'entends bien qui coule avec un long murmure,
Mais je me tâte en vain pour trouver la blessure.


(C. Baudelaire)

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De las canciones que he escuchado ultimamente, In a Manner Of Speaking de Tuxedomoon ha llegado otra vez a mi vida. De alguna manera, sólo quiero decir que nunca olvidaré la manera en que me dijiste todo, diciendo nada. Suena bonito en español, ¿No? el lenguaje es algo que jamás dejará de sorprenderme. Lo deíctico (aprendiendo nuevas palabras en clases!), cómo construir la realidad y, lo más interesante, cómo todos somos partes de una realidad universal, pero por un lenguaje que hacemos nosotros (lo más íntimo que puede llegar a existir, según yo, es la manera en que construyes lo que vives), son realidades particulares. K. Dick dice que el conjunto de esas realidades es lo que es esa Realidad Universal. Es tremendo. El lenguaje destruye y construye, es fascinante. No tengo la madurez intelectual para decir algo inteligente sobre eso, llevaría una vida. Pero creo que puedo poner un ejemplo muy mínimo, pero te aseguro a que lo has vivido: en el camino de la expresión oral (ahora que lo pienso, es muy crudo esto), 3 palabras que han destruido templos incapaces de ser reconstruidos en tres días: Tenemos que hablar. Y luego puede haber un silencio, donde interpretas todo (Jamás olvidaré la manera en que me dijiste todo, diciendo nada). Fascinante. Son esas cosas que le hacen sentir a uno más humano y mortalmente vulnerable.

So in a manner of speaking
I just want to say
That just like you I
should find a way
To tell you everything
By saying nothing.


Tuxedomoon - In a manner of Speaking

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Es año de elecciones! tiene que terminar las obras para presumirlas.

Y debiste hacerme caso cuando te hice notar que efectivamente Marcelo se escribe con M de Maldad.

[cacto kaür] dijo...

Madame, la admiro por lograr escribir la carta sin insultos, porque se que yo lo intentaría, pero antes de la mitad terminaría diciendo "es usted un pendejo que no tiene en cuenta a la gente que SÍ tiene hora de llegada en el trabajo y la escuela y que SÍ paga con su dinero la gasolina" Y digo ahora que hay partes de Patriotismo que tienen no uno ssino dos carriles con sentido de Revolución y partes que se comen no tres sino cuatro carriles [afortunadamente no el mismo tramo.

Es tristísimo tener tráfico de hora pico a cualquier hora del día.

Rafael dijo...

¡Es el futuro, es el futuro!

Indio Cacama dijo...

Es curioso como las personas que trabajan con hielo o con sistemas frigoríficos siempre tienen las manos calientitas, si una vez saludas de mano a alguien que tenga un trabajo de ese tipo te darás cuenta.
Respecto a lo otro ; si Ebrard gana la candidatura votaré por él . Al parecer está perdiendo votos entre quienes viven cerca de las obras , pero los está ganando en otros sectores de la población , lo que no entendí de tu post es lo de afirmar que lo hace por dinero , ¿estás diciendo que se está quedando con el dinero del presuuesto destinado a las obras? ¿estás diciendo que los mecanismos de vigilancia, transparencia, contraloría y fiscalización están pasando por alto la supuesta corrupción de Ebrard? ojalá tengas pruebas.

Lilián dijo...

Dice Aline que vive ahí en Sonora. Si te vas derecho por mi calle, bueno, si das vuelta por Toledo y sigues derechoderechoderecho sin mirar a los lados, la LEYENDA URBANA (como el metrobús) dice que llegas a su casa. Yo digo que hagamos la prueba. No se puede transitar en esta ciudad, así nomás. A menos que vayas a pie. Pero también en este caso estás expuesto. Así que ya nos llevó la CHIN.GA.DA.

Anónimo dijo...

Este tipo de cosas deberían, en verdad, ser leídas por esos cobardes e injustos gobernantes que tenemos en Latinoamérica, señorita Elsa. Porque eso sí, si por el D.F llueve por Bogotá no escampa. Nuestro alcade es la perdición hecha hombre (cuándo no?).

Como sea, Elsa, te recomiendo que escuchas la versión de Nouvelle Vague de esa canción de Tuxedomoon. Es como tomar Coca Light. Y sé que te gusta.

Bob dijo...

hay una cita de Borges que de plano madrea toda apología, decía que, "desde que la gente puede votar, podemos esperar la peor de las infamias"... por otro lado, una carta me parece demasiado, yo siempre he querido mandar a imprimir miles de hojas con un diuresss para pegarla en la espalda de la gente en general en la calle. Dicha misiva diría:

"tu presencia me irrita y jamás te saludaría"

Eleutheria Lekona dijo...

Honestamente me parece reduccionista que atribuyas a un sólo hombre –el jefe de gobierno de la ciudad- el desastre que deviene tras las obras de construcción. Cada uno de nosotros, en tanto elementos de un todo y como suma de partes, hemos depredado a nuestra ciudad. Y esto es así desde sus orígenes (por no hablar del maldito centralismo que nos impulsa a hacinarnos en torno a un mismo punto: proclive a sismos, inmerso en neblumo, atestado de humanos necios cuyo egocentrismo sólo es comparable al delirio geocentrista medieval que nos situaba en el centro del Universo).

Más que espetarle a un solo ser humano “tus” padecimientos cotidianos a causa de lo que narras en tu post, más que eso –yo creo- debes y debemos preguntarnos por todo aquello que hacemos mal que deteriora a nuestra ciudad. Cuando dices que tú sí acudes a la escuela a estudiar con ganas y no sé qué tanto, no sólo invalidas a priori las motivaciones personales que tiene –en este caso- Marcelo Ebrard para llevar a cabo su labor de Jefe de Gobierno. En fin, yo a diferencia tuya creo en la política y creo que cada uno de nosotros –como hombre en la polis (ya lo dijo Aristóteles)- debe involucrarse en el devenir de su entorno no sólo enviando cartas lastimeras y plagadas de lamentos paternalista, autocompasivos y falaces; sino a través del ejercicio cotidiano de sus responsabilidades cívicas.

Por cierto, no milito en partido alguno, no me auto inflijo etiquetas; quizá sólo una: me concibo librepensadora y desde el ejercicio de esa libertad es que te escribo esta carta que no pretende en ningún modo ser ofensiva. Es en lo único que coincido contigo (si bien tú lo dijiste de otra forma): la invectiva es un muy mal sucedáneo del diálogo.

Eleutheria Lekona.