domingo, enero 25, 2009

Pintar para ser máquina, una serie

Dentro de la frivolidad que me ha estado inundando la mente estos últimos días, ayer me fui a ver ropa. Nada más, a ver, tal vez comprar una blusa, nada seguro. Ser frívolo no tiene nada de malo siempre y cuando no afecte tu interacción con lo que haces a diario y simplemente sepas admirar y tener un buen gusto por cosas superficiales como un labial nuevo (que me emociona) o un vestido (que también me emociona). Ayer, mientras veía bolsos (que también me emocionan), se acerca una chica y me pregunta si manejo Affinity Card (tarjeta de crédito). Era imposible hablar, pues ella te decía a máxima velocidad las ventajas de tener una tarjeta. Sólo manejo de débito, dijo que no habría problema y dije "Bueno". Me dijo que en caso de aprobarla, llegaría y que recibiría descuentos mínimos, puntos y muchas cosas que no me tomé la molestia de memorizar. Es obvio que no la aceptarán porque no trabajo (deja tú institución, ni siquiera vendo chambritas o algo así), no gano 5,000 pesos al mes (ya quisiera). O puedo decir que no la quiero cuando me llamen. Pero esto no es el punto (fue algo muy ingenuo de mi solicitarla, si sabía que no trabajo [más ingenua la chica que pensó que yo mentiría sobre mi historial financiero {oh, soy tan joven}]), el punto es que la tarjeta, el plástico, es una cosa bien inútil. Le pregunto "Y dígame, amable mujer, ¿Qué ventajas tengo? ¿Me quitan dinero de la de débito? ¿Tiene algún costo?" y me responde "No, es gratis, no se te quita nada de la de débito y, bueno, es más que nada por si ves alguna prenda y no tienes dinero, por emergencia". Y ahí es cuando comprendí que mi frivolidad y mi ser superficial están dentro de los niveles sanos que cualquier chica de mi edad debería tener (y eso me enorgullece). Comprar una prenda jamás me ha parecido una "Emergencia", eso se me hace algo bastante exagerado. Emergencia es ahogarte con un pedazo de pan, llegar temprano a clase, Rezar que patriotismo esté despejado. Eso sí, no puedo negar que lo que me dijo se me hizo bastante simpático, es gracioso ver a lo que la gente llega. La chica, por otro lado, debió sentirse útil (término que encuentro bastante violento, pero así debe sentirse uno cuando, de miles de personas que ves, 4 aceptan tramitar el plástico). Jaja, "El plástico". Compré una blusa y unas calcetas.

En otros asuntos, leo este post de Lilián (hola!) y me recuerda a que yo nunca pude educarme de una manera estoica/masoquista, en donde "si no lo he hecho, no me muevo hasta que termine". Es terrible, porque ya ni la presión me afecta, todo lo veo muy ligero y eso es MALO, porque te vuelves conformista y yo no quiero eso. La calidad, la elegancia, eso sí. Tengo falta de auto-disciplina, claro. Pero, puedo decir orgullosa que hoy he terminado una presentación de estética, mi tarea de francés y ya mandé unos textos a mi asesora de tesis. Disfruté hacer la tarea. Ustedes dirán "Pero, ¿Eso qué, joven Elsa?", bueno, han de saber que en tiempos pasados, la tarea la dejaba para la última semana de clases. Esto me hace sentir bien, más responsable. O no sé, debe estar ahí la palabra que busco. Probablemente me haga de una disciplina ruda y algún día llegue a ser tan rigurosa en mi trabajo que mi cabeza no toque la almohada en 4 días. Y claro, el lado pesimista: lo hago al último semestre de la universidad. Pero creo que está bien, es cuando uno quiere ser responsable de lo que hace, ver frutos de lo aprendido, ver qué se siente trabajar. Probablemente exagero y la siguiente semana me dedique a salir con los amigos, ver una película. Pero tengo varios proyectos. Alguna vez escuché y ahora siempre me digo "Dios proveerá". No soy religiosa, pero algo de ambición a que llegue algo de la nada hay en eso (no, en verdad, no me estoy burlando jaja).


Marie, hermosa Marie
, me dejó esta tarea, que paso a hacer con mucho gusto. Consiste en decir 6 cosas que me hagan sonreir. Veamos.

1.- Hace tiempo, mi tía compró un jabón para manos con olor a vainilla miel o algo así. Cuando lo vi en el estante me dije que qué clase de mamarrachadas podía hacer ahora el mercado para venderte un jabón que olía seguro a rompope. Me lavé las manos y no sé por qué exactamente sonreí a un aroma tan delicioso como el de ese jabón. Era dulce, no escandaloso (creo que la vainilla es uno de los olores que luego resultan hasta un poco vulgares) y totalmente hipnotizante. Delicioso es la palabra. Y si bien no podemos tomar como axioma lo que llegue a los sentidos, qué bueno es sonreir por las cosas que captan.

2.- Cuando la gente suele dar detalles inesperados. Mensajitos (los multimedia, la imagen, es detallazo), recaditos en el salón (una vez me llegó uno que decía "Hola!"), regalos pequeños, comentarios absurdos, frases jocosas en la tele. Esas cosas pueden hacer mi día. Los detalles también pueden llegar a ser bien punzocortantes, pero pues... como todo.

3.- Recordar mis sueños. Me gusta mucho, aunque sean pesadillas. Hoy soñé que estaba perdida en una especie de viaje con una amiga y que, mientras yo tomaba una foto de un arbusto con una réflex, en ese mismo instante ocurría un choque y yo fotografiaba el camión que se volteó en dicho accidente. Mi amiga me decía que ya no tomara esas fotos y nos fuéramos. Luego llegamos a una especie de auditorio donde no sé qué discutían, pero en el descanso llegaba alguien (que se hacía pasar por mi pareja) y me saludaba efusivamente. Otra amiga que estaba en el sueño (a ella no la reconocí) me miraba raro, como si yo no debiese saludar así a mi "pareja". Él se fue y todos regresábamos a nuestros lugares en el auditorio para seguir discutiendo o qué se yo. Desperté. Me gusta recordarlos. Sin embargo, hay un sueño que recuerdo al 100% que jamás he contado pero ha sido el mejor que he tenido. Ese sueño, de sólo recordarlo, sonrío. Y no lo cuento porque ni tiene sentido y para no colmar la imagen.

4.- Lo absurdo me hace sonreir. En serio, por eso hasta quise un blog sobre ese tema. Pero en este caso, no es una sonrisa que emane felicidad, sino es un "te juro que quiero entender lo que pasa, pero mejor te sonrío". Algo así, hasta como irónico, sarcasmo. La vida tan llena de todo eso.

5.- Leer imágenes muy bien hechas en los libros. Lo de los ritos en Houellebecq, las situaciones de Coupland, la burla a los ""poetas"" en Grombrowiczs, la elegancia en los griegos. Es bonito sonreir cuando se leen esas cosas (inteligentes, aparte). Leer los detalles. Maldita sea, me fijo mucho en los detalles: que mi fleco esté esponjado, salir de la casa con el reloj de mano. La vida, es un detalle.

6.- Escuchar música. Me encanta, así, nomás. En el coche, mirando el techo, cuando estoy con alguien, cuando hago la tarea (jaja aunque es muy difícil, pero posible for sure), etc.

7.- Uno extra, por qué no. Toda analogía con la luz, me agrada. Es raro, pero me agrada que se relacione a la luz con Dios, creación, salvación y todos esos desplantes. Godard: "The Principle of Cinema:Go towards the light And shine It On Our Night".

Y así es la vida. Pronto: qué otros deberes he hecho y me doy el tiempo de hacer un post sobre eso.

Portishead - Over

5 comentarios:

Indio Cacama dijo...

Antes de solicitar o aceptar una tarjeta de crédito se debería leer Esto

[cacto kaür] dijo...

Ahhh yo aún no hago la transición, sigo haciendo todo no en la última semana sino en el último día [si le echo ganas en los últimos dos días y yo confieso que soy anti-tarjetas de crédito, temo más que adios comprar algo y luego no tener dinero para pagar y que llegue el banco y me embargue todo lo que poseo, no,no,no, yo prefiero ahorrar madame.

Lilián dijo...

La frivolidad esporádica no es sólo saludable, sino necesaria. Nos hace humanos. Nos hace valor el poder de DESPRENDERSE. Ajá. La verdad es que no.

Oye, yo tampoco soy muy auto-disciplinada. Más bien, soy masoquista y culpígena. Me hago güey a sabiendas de que después me voy a martirizar toda la puta noche en vela, y lo hago con gusto: en el fondo es un modo de purificar el alma. El sacrificio, que le llaman. Pero la neta, hoy estaba pensando que de TODO me siento culpable. De ser feliz. De flojear. De desvelarme. De hurgar en la vida de gente que ya está en mi pasado (malditos Twitter y Facebook: ¡los odio!). Y hasta de sentirme culpable.

Qué le vamos a hacer.

dehg dijo...

A mi no me parece tan frívolo ir a ver ropa, frivolidad sería que dijeras que la ropa cara es lo unico que vale la pena de este mundo. Que bueno que te diste tu vuelta. Yo tengo tarjeta de crédito y coincido contigo, la emergencia es cuando te hace falta el pan, no las ropas. Hasta el momento la he administrado muy bien y la vez que me ofrecieron otra "por las enormes ventajas", dije que simplemente no ya que con la que tengo es suficiente. Hay que tener mucho cuidado con esas cosas.

Siguele echando muchas ganas a la escuela, aunque sea el ultimo semestre mas vale tarde que nunca. Saludos Elsa!

Orquídea Moyao dijo...

creo que muchos estamos en las mismas :s a última hora es el mejor momento para hacer las cosas, aunque a decir verdad se puede trabajar muy bien! y hasta te ilustra, se te queda más esa investigación por haberla hecho así de rápido.

si eso que dices es ser frívolo ya me quemé. además hay descuentos todavía ^^